martes, 19 de mayo de 2009

Más leyendas sobre guantes

Cuenta la leyenda que mientras Afrodita, diosa del amor y de la belleza perseguía en los bosques al hermoso Adonis, se lastimó las manos con unas espinas. Las Gracias, divinidades secundarias, en cuanto oyeron sus lamentos acudieron presurosas y tuvieron la idea de unir unas tiras delgadas y livianas que adaptaron a las preciosas manos de la diosa. Podríamos suponer, entonces, que las Gracias fueron las inventoras del guante. Sin embargo el celebre general e historiador griego, Jenofonte, afirma que los persas en invierno después de cubrirse los pies y la cabeza, usaban mitones (guantes); estos accesorios estaban muy difundidos entre otros pueblos de Asia Menor y tanto los etruscos como los egipcios conocían su uso desde tiempos antiguos. En el siglo IV de nuestra Era, para los caballeros los guantes eran un objeto de lujo, un símbolo de elegancia y un distintivo de casta. Durante la Edad Media las armaduras de los hidalgos incluían manoplas de acero, pero con el refinamiento, las manoplas aceradas se transformaron en guantes de terciopelo muy fino a veces adornados con perlas y piedras preciosas. Sin embargo la tradición y la ética no permitía el uso de guantes a las damas. Hacia el siglo IX, al empezar las damas a llevar los guantes, los fabricantes emplearon diversos materiales para confeccionarlos, dándoles curiosas formas. En los siglos XII y XIII Italia, España y Francia rivalizaban en la industria del guante. Los guantes venecianos fueron celebres, no tardaron en ser perfumados y estuvieron mucho tiempo en boga, aunque Venecia también los importaba de Oriente. Maria Estuardo, la reina Isabel y Catalina de Medicis dieron mucha importancia al lujo de sus guantes. Intrigante y defensora de sus hijos, la reina consorte de Francia, no dudó en emplear los más potentes venenos contra quien se ponía en su camino. Así lo hizo con Juana de Navarra, una fanática hugonote que murió misteriosamente tras recibir unos hermosos guantes perfumados, como regalo de Catalina, fabricados por un prestigioso artesano italiano. Eso cuenta la leyenda…

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