viernes, 17 de noviembre de 2006

Maja vestida

Las Majas se pueden considerar las obras maestras de Goya, tanto por la leyenda que existe a su alrededor como por las propias imágenes. Hay que advertir que le causaron problemas con la Inquisición en 1815, de los que le libró el Cardenal don Luis de Borbón o, en último término Fernando VII, a pesar de que la relación entre ambos no era buena. La Maja Vestida tiene menos fama que la Maja Desnuda, pero no deja de ser igual de bella. Es una mujer de la aristocracia, por su traje de alto copete, tumbada en un diván sobre almohadones, en una postura claramente sensual porque se lleva los brazos detrás de la nuca. La pincelada empleada aquí por Goya es más suelta, más larga que en su compañera, lo que hace pensar que sería posterior. El colorido de tonalidades claras aumenta la alegría de la composición. Respecto de la desnuda, es de técnica más abocetada, libre y avanzada, indudablemente goyesca en el sentido estricto de la expresión. La vibración del color, la delicadeza de los ropajes y la manera de acusar el cuerpo bajo las telas la hace más atractiva e incluso incitante, respondiendo a la feliz definición de la condesa de Pardo Bazán, quien la llamó "más que desnuda". Los transparentes volantes de los almohadones, el breve bolero amarillo o la faja rosada, son dignos de mención entre la riqueza cromática que Goya desplegó a lo largo de su vida Para muchos espectadores, la Maja Vestida es más atractiva que su compañera por lo ajustado de su vestido y la postura provocativa, ya se sabe que muchas veces resulta más erótico insinuar que mostrar.

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