jueves, 16 de noviembre de 2006

Zóster y apodesmo

Cuenta Homero, gran poeta de Atenas, como Afrodita, la diosa del amor, prestó su maravilloso ceñidor, que moldeaba a la perfección su femenina cintura, a Hera, esposa del gran Zeus. Con este atuendo se propuso volver a conquistar a su infiel marido y padre de todos los dioses, que no dejaba de asediar a un sinfín de jovencitas. Cuando Zeus vio a Hera lucir tan delicada prenda, cayó rendido a sus pies, ardiendo de amor y loco de deseo. Quedando para siempre atrapado por la innegable belleza de su esposa. Aunque las diosas, así como las mujeres de la Antigüedad en Grecia y Roma, no conocían el concepto de ropa interior que tenemos hoy en día, sabían que para hacer valer su hechizo y estar irresistibles, el tejido que cubría su piel era una potente arma que podía hipnotizar incluso a los dioses del Olimpo. Este ceñidor, capaz de despertar las más ocultas pasiones, era la prenda interior femenina de la época y recibía el nombre de zóster. Era una larga banda de paño bordada, casi siempre confeccionada en lino blanco, que las jóvenes solteras colocaban en su cintura. Estas prendas estaban dotadas de un gran valor simbólico y social, ya que cuando las mujeres contraían matrimonio, estas bandas eran desatadas por sus esposos como símbolo de su unión. Por otro lado, las mujeres casadas, además del zóster, cubrían también sus senos con otra banda llamada apodesmo, muy ricamente adornada con cintas de todos los colores. Según nos cuenta la Historia, la ropa interior de la época no sólo cubría las partes más íntimas de la mujer, sino que determinaba su estado civil y también su posición social, ya que estas prendas eran más lujosas y ricas en complementos dependiendo del poder adquisitivo de quien las llevaba. En la época de las monarquías europeas y el período napoleónico, el corsé tuvo un lugar privilegiado dentro de la historia de la lencería. Las mujeres buscaban por medio de esta prenda verse más espigadas y estilizadas, ya que gracias al corsé, que funciona por medio de tirantes, se lograban acinturar y reducir de tallas, sobretodo en la zona del abdomen, estilizando también la forma de los pechos.

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