El modelo Delfos creado en 1907 fue calificado de inmediato como obra de arte. Inspirado en los chitones de la Antigua Grecia, era un vestido que sin mostrar nada, tampoco escondía y proporcionaba a la mujer la libertad de movimientos que anhelaba. Así, esta túnica de seda plisada que caía desde los hombros hasta los pies sin costuras, se convirtió en el último grito entre las estrellas de la danza moderna, como Isadora Duncan o Martha Graham.
Mariano Fortuny nació en Granada en el seno de una familia de artistas. Se consideraba únicamente pintor, aunque desarrolló talentos de lo más dispares. Fue ingeniero, fotógrafo, inventor, impresor, coleccionista y descubridor.
Su interés por las telas y los colores le llevó a trabajar con terciopelos, sedas y a experimentar con las técnicas del estampado.
El Delfos nació de un simple retal de seda que Fortuny consiguió plisar de forma permanente con un método secreto que todavía no ha logrado aclararse. Otro misterio lo constituyen los sutiles matices cromáticos de la tela. Todos estos detalles convirtieron al vestido de Fortuny en una pieza de museo.
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