En los años 20, cuando los sombreros eran considerados hasta más importantes que los vestidos, Lilly Dache reinó en Nueva York. Entre sus clientas se encontraba lo más granado de Hollywood.
Allí fue la responsable de las torres-turbantes de Carmen Miranda
En los 50 se permitió crear sombreros de líneas extravagantes. Lilly Dache fue la más grande durante tres décadas. Además escribió algunos libros como «Talking through my hats». En sus últimos años se dedicó al interiorismo, la escultura y el macramé, además del diseño de complementos de golf para hombre. Pese a que la época dorada del sombrero ha quedado atrás, gracias a ella, las cabezas nunca han vuelto a ser las mismas.
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