Tenía un ropero para vestidos de noche, otro para trajes casuales y varios para albergar su vasta colección de sombreros, zapatos y carteras. Este esquema debe ser multiplicado por tres, ya que ademas de su residencia en
Hollywood, se repetía en sus departamentos de Londres y París. Se cambiaba de ropa diez veces por día y viajaba con 35 valijas. Cuando encontraba el sombrero más adecuado, lo hacía copiar en doce colores. Su fama de bebedora queda confirmada por la existencia de cien petacas que hacían juego con la tela de cada uno de sus trajes. Organizaba fichas técnicas para que sus mucamas no cometieran ningún sacrilegio a la hora de ordenar sus conjuntos
Bien valen sus consejos: Encuentre su propio estilo y tenga el coraje de seguirlo.
Elija la ropa más acorde para su estilo de vida.
Busque los colores más felices
Cuide a su ropa tanto como a sus mejore amigos
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