sábado, 8 de enero de 2011

Locas por los chales

Hacia principios del siglo XIX el chal (fichu) se convirtió en una parte fundamental del vestir de la mujer francesa.
Se usaban en cualquier época del año y se hacían de diferentes tamaños, pero siempre se llevaban con aire de gran esmero y cuidado.
Lino, algodón, lana, seda, batista, muselina y encaje eran los materiales para su confección, pero fue con la llegada del cachemir que el chal se hizo enormemente popular.
En 1815, el Journal des Dames et des Modes comentaba: "Las mujeres recordarán la época en que los chales de cachemir eran el no va más de la moda. ¡Las cosas que las mujeres tendrían que hacer para tener estas preciosas piezas! Inventarían 1000 razones para tener una. Las más ricas solo necesitarían decir que era la moda; las mujeres de clase media vestir como las demás, y las más pobres podrían argumentar que el cachemir es bueno para la salud y más duradero que cualquier otra cosa. Aún en el caso de que no hubiera ninguna razón, las mujeres apelarían al refrán: un chal de cachemir es la única prueba aceptable de un verdadero amor"
Las mujeres no querían deshacerse del chal en ningún momento. Lo llevaban continuamente, incluso en los bailes cuando querían llevar algo sobre los hombros de forma clásica o simplemente doblado sobre un brazo.
Largos y finos a modo de bufandas, cuadrados o rectangulares, doblados, envueltos o atados, los chales eran una prenda imprescindible, que complementaba el vestido. Reverenciaba en cierto modo la era clásica.
Alcanzó el máximo de su gloria cuando se le dedicó un famoso baile: la danza del chal, en la que jugaba un importante papel un delicado chal de seda.

2 comentarios:

Nan de Bil dijo...

Nada como el cachemir para dar calidez al invierno además los vestidos eran muy finos, no?
Feliz año!

polarité dijo...

Tienes un blog estupendo! gracias por el enlace! Nos leemos :)