sábado, 9 de diciembre de 2006

Pechos de limón

En el transcurso de la historia, el busto femenino, ha aparecido y desaparecido de la vista pública. Las mujeres de la Creta minoica, llevaban unos sujetadores que alzaban los pechos desnudos superponiéndolos al resto de la indumentaria.
En cambio, en el mundo clásico, las mujeres griegas y romanas se ceñían el busto con una faja para reducir su volumen, moda que reintroducirían siglos más tarde los Padres de la Iglesia. De hecho, desde su aparición en Grecia hace 4500 años, el sujetador y el corsé han sido las prendas principales con las que los hombres han intentado remodelar a las mujeres a su gusto.
En ciertos períodos, se idearon dispositivos para aumentar el tamaño de unos pechos considerados inadecuados. Los primeros anuncios públicos de lo que después se conocería como “postizos” aparecieron en París en el siglo XIX. El “perfeccionador del busto” consistía en unas almohadillas de lana que se insertaban en un corsé de ballenas. Más tarde, las mujeres francesas pudieron adquirir las primeras almohadillas de goma, denominadas “pechos de limón” a causa de su forma y tamaño.
El primer sujetador moderno hizo su aparición en el año 1913, por obra de Mary Phelps Jacobs, una dama de la sociedad neoyorquina, que fue la responsable de la decadencia del corsé.
Las mujeres elegantes de la época llevaban corsés de ballenas y cordaje, que eran incómodos y dificultaban los movimientos. Sin embargo, a Mary Jacobs no le preocupaba la comodidad sino la apariencia, y en el año 1913 adquirió un carísimo vestido de noche para una fiesta de sociedad. Este vestido revelaba claramente el contorno de su corsé, por lo que la señora Jacobs, ayudada por su doncella francesa, confeccionó un sujetador sin espalda, valiéndose de dos pañuelos blancos, una cinta y un cordón.
En noviembre del año 1914, se le concedió una patente para el sujetador sin espalda y, ayudada por un grupo de amigas, confeccionó manualmente varios centenares. Pero sin el apropiado marketing, este negocio no tardó en venirse abajo. Finalmente vendió su patente a la Warner Brothers Corset Company de Bridgeport Connecticut por una suma de 1500 dólares.
Aparecieron seguidamente innovaciones del modelo de Mary Jacobs. En los años veinte intervino la tela elástica, y en los treinta aparecieron el sujetador sin tirantes y las copas de tamaño estándar.
Quien introdujo las diferentes tallas de sujetadores fue Ida Rosenthal, una emigrante judía rusa que, con la ayuda de su marido, fundó la Maidenform. Durante los años veinte, la moda exigía en las mujeres un pecho plano y un aspecto más bien de muchacho. Ida Rosenthal, modista de oficio, alteró la tendencia al promover unos sujetadores que realzaban el busto. Combinando su propia experiencia como modista y los patrones de papel, agrupó a las mujeres americanas en categorías según el tamaño del busto, y produjo una línea de sujetadores para realzar la figura femenina de las diferentes edades, desde la pubertad hasta la madurez. En los años sesenta, cuando las muchachas quemaban sujetadores como símbolo de liberación femenina, preguntaron a Ida Rosenthal si este movimiento señalaba la desaparición del negocio de los sujetadores, y ella contestó: “Somos una democracia. Toda persona tiene derecho a vestirse o desvestirse.” Y añadió: “Sin embargo, cumplidos los treinta y cinco años la mujer no tiene una figura que pueda prescindir del sujetador. El tiempo está a mi favor.”

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