Para referirse a ella, Coco Chanel decía: "aquella italiana que hace vestidos" y al principio trató de ignorarla hasta que vio que las exhibiciones de Elsa Schiaparelli pasaban a convertirse en verdaderos acontecimientos sociales ávidamente esperados. Allí donde Chanel era clásica, Schiaparelli era barroca. Coco tendía a la libertad y a la simplificación, Elsa reintroducía las locuras del lujo. "Lo que yo hago lo recogen y lo copian todos", afirmó Chanel. "Lo que yo creo es inimitable", replicó Schiaparelli.





The Illustrated London News de febrero de 1861 comentaba la popularidad que habían alcanzado las guarniciones de pasamanería y advertía de lo caras que podían resultar:

