Una semana antes del baile, la señora Lisbon había llevado a sus hijas a una tienda de tejidos. Las chicas se habían paseado entre estanterías llenas de cortes de tela, con el patrón en papel de un vestido de ensueño, pese a que importaba poco el vestido que pudieran escoger. La señora Lisbon añadió un par de centímetros al perímetro del busto y cuatro más a la cintura y dobladillos y los vestidos se convirtieron en cuatro sacos informes e idénticos. Hay una foto de aquella noche. Las niñas aparecen una al lado de la otra con sus vestidos de fiesta, hombro contra hombro, como las pioneras. Sus rígidos peinados (o antipeinados) poseen aquella connotación estoica y presuntuosa de la moda europea que intenta imponerse a la rusticidad. También los vestidos tienen un aire extranjerizante, con sus pecheras rematadas de encaje y sus cerrados escotes. (…) Creo que aquellos vestidos les gustaban. O a lo mejor es que estaban tan contentas de poder salir que no les importaba lo que llevasen.
Jeffrey Eugenides/Sofía Coppola
3 comentarios:
Esa película me encanta, no puedo dejar de verla cuando la pasan aunque me da toda la melancolía del mundo
nice pic !! i love it !
Cada vez me gusta más tu blog, amigo. Es una joyita. Beso.
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