La naturaleza despertó gran entusiasmo y fascinación durante el siglo XIX, lo que llevó a que se usasen productos vegetales y animales tanto en los vestidos como en los accesorios.
Casi todas las culturas han creido que las mariquitas (Coccinellidae) daban buena suerte; también las damas victorianas pensaban que si una mariquita se posaba en su mano les regalarían un par de guantes nuevos, si sobre su cabeza, un sombrero nuevo, sobre sus pies, unos zapatos, y asi sucesivamente.
Los jardineros y los comerciantes de semillas sabían mucho antes del siglo XIX que esta especie se alimentaba de pulgones y combatía las plagas de cochinilla. Las mariquitas eran abundantes en las plantaciones de lúpulo, cuya recolección era muy importante comercialmente, y su acción beneficiosa se conocía mucho antes de que los científicos la divulgaran en 1861.