La Rational Dress Society fue creada en 1881 en Londres por
Florence Wallace Pomeroy (1843-1911) conocida como Lady Harberton, con la
finalidad de liberar a la mujer de los condicionamientos de los vestidos de su
época y fomentar el uso de prendas adaptadas a los tiempos modernos.
Esta era su declaración de principios:
“La Asociación para la Racionalidad en el Vestir protesta
contra la introducción de cualquier moda en el vestir que deforme la figura,
impida los movimientos del cuerpo o de alguna manera tienda a perjudicar la
salud. Protesta contra el uso de corsés extremadamente ajustados; de zapatos de
tacón alto, faldas demasiado pesadas, que hacen casi imposible la práctica de
cualquier ejercicio, y de todos los mantos que sujetan las prendas de vestir u
otros que obstaculicen el movimiento de los brazos. Protesta contra miriñaques
y polisones de cualquier tipo, por deformantes y feos. Pide que todos se vistan
de forma sana, cómoda y bella, buscar lo que permita crear la comodidad y la
belleza de nuestra vestimenta como un deber para con nosotros mismos y para los
demás.”
La propia Lady Harberton vestía pantalones y
faldas-pantalón, así como zapatos planos, muchos años antes de que se
extendiera su uso entre las señoras. Esto le valió fama de excéntrica.
Una de las razones por las que deseaba cambiar la moda era
su afición a montar en bicicleta, lo que naturalmente era difícil con los
estilos de ropa imperantes en la era victoriana. Un día de 1898 se presentó con
sus compañeros del Cyclists Touring Club vestida con una chaqueta de corte
masculino y unos pantalones bombachos. Trató de que la sirvieran en el
restaurante, pero la dueña se negó a atenderla. Lady Harberton la llevó a los
tribunales, pero perdió el juicio.
Creó también la Liga de la Falda Corta, cuyas componentes se
comprometían a vestir faldas cuya longitud quedase al menos a 5 cm. del suelo.
Afirmaba que “nadie es libre si no está en condiciones de usar libremente sus
extremidades”.
Lady Harberton no llegó a ver triunfar sus ideas, pero su
lucha no fue en vano y su influencia en el posterior devenir de la moda femenina
es indiscutible.