El encaje de bolillos es una técnica de encaje textil que
consiste en entretejer hilos que inicialmente están enrollados en bobinas,
llamadas bolillos.
A medida que progresa el trabajo, el tejido se sujeta
mediante alfileres clavados en una almohadilla, que se llama
"mundillo". El lugar de los alfileres normalmente viene determinado
por un patrón en la almohadilla.
El origen del
encaje se fija por lo general a mediados del siglo XVI y se supone que nació en
Venecia.
El extraordinario y creciente uso que se hacía de estas
manufacturas en los siglos XVI y XVII para golas o gorgueras, cuellos,
vuelillos en las bocamangas, cortinajes, etc. contribuyó al desarrollo de esta
industria y a que se fundaran centros muy activos, sobre todo en Italia,
Francia, Estados Flamencos, Inglaterra y España.
El encaje Chantilly es un encaje de bolillos hecho a mano,
con abundancia de detalles y un patrón generalmente de flores. Una tradición
que data del siglo XVII. Aunque se llama encaje de Chantilly, la mayor parte
del encaje que lleva este nombre se hizo realidad en Bayeux (Francia) y en
Geraardsbergen (Bélgica).
En el siglo XVII la duquesa de Longueville organizó la
fabricación de encajes de Chantilly. Se puso de moda durante los reinados de Luís
XV y Luís XVI, cuando los fabricantes eran vistos como protegidos de la familia
real. Con la Revolución, a las cabezas de Madame du Barry y María Antonieta,
siguieron las de las encajeras de Chantilly.
Napoleón I patrocinó reposiciones de encaje Chantilly,
especialmente entre los años 1804 y 1815, concentrando la producción en Normandía,
alrededor de la zona de Bayeux.
El encaje de Amberes es un encaje de bolillos,
continuo, que se distingue por sus
motivos estilizados sobre un fondo de estrellas de seis puntas. Tiene su origen
en Amberes, donde en el siglo XVII se estima que el 50% de la población estuvo
involucrado en la confección de encaje.
En 1585 la producción de encaje de Amberes se detuvo debido a la caída de la
ciudad bajo el control español. Los holandeses cerraron el río Escalda y canalizaron
la navegación fluvial entre Cambrai y Valenciennes, en beneficio de la
exportación de lana de Valenciennes, la tela y las bellas artes.
El encaje de Valenciennes
es un tipo de encaje de bolillos que se realiza sobre una almohadilla, en una
sola pieza continua: junto con la réseau (el fondo en forma de red) se realiza
la toile (el patrón de dibujos). Se originó en Valenciennes, en el departamento
de Nord de Francia, y floreció de 1705 a 1780 y más tarde la producción se
trasladó a Bélgica en los alrededores de Ypres .
Otros puntos:
* Honiton: una variedad inglesa muy delicada y con muchas flores.
* Cluny: un encaje muy ligero y delicado, con flores,
trenzas y puntillas (lazos de hilo muy pequeños).
* Punto de Venecia: fue el primero conocido en los mercados
de Europa y el que más influencia tuvo en sus talleres.
* Punto de Malinas: el punto de Flandes floreció en Malinas.
Se distingue por sus mallas de orificios redondos o hexagonales y por sus
flores y hojas naturales que se bordean con un hilo más grueso pero sin
relieves.
* Punto de Alenzón o punto de Francia. Desde el siglo XVI,
se trabajaban los encajes en diversas poblaciones de Francia pero desde 1665
prevalecieron los talleres de Alençon, imitando a Venecia. Se distingue de ésta
en dar más precisión y naturalidad al dibujo.
* Punto Colbert. Llamado así en memoria del ministro de Luís
XIV, Juan B. Colbert que tanto favoreció estas industrias en Francia desde
1661. Se caracteriza por el gran relieve de sus dibujos.
* Punto de Bruselas. Se caracteriza por la finura del hilo
que procede de un lino especial y la tendencia a la naturalidad en las figuras
y motivos vegetales.
* Torchon es un
encaje de bolillos que se hizo en todo Europa. Un encaje continuo, con patrones geométricos simples y líneas
rectas hechas al mismo tiempo que el fondo.
Muchos tipos de encaje se inventaron durante la época de apogeo del bordado (entre 1500 y 1700) antes de que las máquinas bordadoras automáticas estuvieran disponibles.
La aparición de la máquina bordadora diseñada por John
Heathcoat en 1806 al principio sirvió de acicate a los artesanos para que
inventaran diseños más complicados que las máquinas no podían realizar, aunque
finalmente la mecanización dejó sin trabajo a los artesanos casi completamente.