martes, 24 de febrero de 2009

La silueta en los tiempos de guerra

Las tendencias sociales dictan la moda, pero a partir de 1939, fue la guerra la que causó un gran impacto en la vida diaria y, por lo tanto en el vestido. En Europa y América el reclutamiento femenino cambió el papel tradicional de la mujer, que abandonó el hogar para participar de diversas maneras en el conflicto bélico. Mientras las fábricas se dedicaban a los paracaídas y otros suministros de guerra, la demanda de fibras naturales como la seda y la lana hizo que los fabricantes se vieran obligados a sustituirlas por fibras sintéticas. La mayoría de los vestidos de la época son de rayón. En 1941, las restricciones afectaron directamente a la moda. A golpe de decreto, se prohibe el uso de adornos y ciertos materiales. La moda que no era moda de los años de la guerra alumbró un estilo conservador y militar, pero de magnífica calidad, dado que las prendas tenían que durar varias temporadas. Gran Bretaña también controló su alta costura y Francia perdió su posición en la sima de la moda en 1940, bajo la ocupación alemana, y no recuperó su indisctutible liderazgo hasta la liberación en 1944, cuando sus colecciones en "el teatro de la moda" fueron espléndidas. Mientras tanto, América recurrió a sus propios diseñadores, y así nació el prêt-a-porter americano, con prendas cómodas y funcionales en colores vivos y tejidos como el algodón y el denim. Despues de la guerra, la moda aún tardaría algún tiempo en retomar su curso, sobre todo allí donde había racionamiento. La dulcificación de la silueta americana fue el preludio del new look radical que Christian Dior lanzó en 1947 y que cambió el aire de la moda definitivamente.

lunes, 23 de febrero de 2009

The Yellow Jacket

Ya en el Neolítico (h. 6000 a.C.) y en la Edad de Bronce (h. 1700 a. C.), China acogió gran parte de los elementos característicos de su tradición histórica. Artículos de lujo como sedas, jades, bronces y lacas ya se estaban perfilando en aquellas épocas; y diferenciarían la expresión cultural china de la de otras civilizaciones. La seda en especial ejerció una profunda influencia en las conductas rituales, políticas y sociales que caracterizarían a la sociedad aristocrática china. La seda se confecciona con los monofilamentos presentes en el capullo del Bombyx mori, un insecto que los granjeros del Neolítico domesticaron hacia finales del cuarto milenio a. C. Durante los siglos siguientes, los granjeros aprendieron a desenrollar los filamentos duros y resistentes para crear el hilo que posibilitaría la fabricación de la seda, "una tela sin igual". La seda se estableció como un priviligio de los poderosos y pasó a ser característica de una elite gobernante que apareció en China de la mano de una agresiva tribu poseedora de la ventaja militar del carro de guerra: los Shang de la Edad de Bronce. Las magníficas túnicas de seda de la China imperial dejaron de ser un elemento de la estructura gubernamental tras la Revolución de 1911, aunque siguieron influyendo en el atuendo occidental. Una aristócrata de Boston de principios del siglo XX luce una túnica de inspiración china cuyo ribete profusamente adornado contrasta con el cuerpo de la prenda en un estilo que vio su origen durante la dinastía Shang
William McGregor Paxton La túnica amarilla, 1907

lunes, 16 de febrero de 2009

Estilo americano (1970)

Nacida en Bélgica, la diseñadora Diane von Furstenberg llegó a Nueva York en 1972, y un año después produjo su primera línea de vestidos cruzados. Era el momento perfecto. Las mujeres empezaban a ser reconocidas como una fuerza laboral en la Gran Manzana, y era posible ser sexy, atractiva y tener éxito, todo a la vez. El vestido cruzado, anudado en la cintura a un lado, sedujo a la mujer trabajadora americana, por su estilo profesional pero femenino. Tres años después se habían vendido cinco millones de copias de esta favorecedora prenda de punto de algodón, de lavar y poner, y disponible en diferentes estampados naturales. Así nació la marca DVF, y la frase: "Sé femenina, lleva un vestido" se convirtió en el lema de la firma. Relanzado en los años 90´ el apellido von Furstenberg volvió a ser sinónimo de una elegancia femenina y madura.

sábado, 14 de febrero de 2009

Estatuas vivientes

Italiana de nacimiento, aunque reside en Nueva York, Vanessa Beecroft (Génova 1969), es una de las figuras indiscutibles del panorama actual. La artista trabaja la imagen de la mujer formando cuadros vivientes, creando obras provocadoras e intrigantes, bellas, descabelladas y efímeras. Sus performances, desde mediados de los años noventa, están realizadas casi de manera exclusiva con mujeres; y todas son registradas al mismo tiempo en fotografía y video, conformando obras independientes. Vestíbulos, salas de museos y galerías de arte son los lugares escogidos por Beecroft para llevar a cabo esas acciones (vernissage-événement) en las que grupos de jóvenes mujeres se muestran al público como esculturas vivas, maquilladas, con largas pestañas postizas y pelucas, desnudas o escasamente vestidas (tan solo llevan accesorios de diseñadores de alta costura: biquinis Gucci, botas Helmut Lang, diseños de Azzedine Aläia). Las modelos muestran la más absoluta indiferencia. El silencio y la falta de movimientos, de actividad, crean un ambiente inquietante en el que la pura contemplación se ve perturbada por la reflexión en torno al estereotipo femenino, la belleza y el erotismo, así como los conceptos de lo individual y lo colectivo.

viernes, 13 de febrero de 2009

Moda en la calle

Hasta los años '30, la ropa de día había sido más decorativa que práctica. Pero entonces, las mujeres empezaron a llevar una vida más ocupada y la moda reflejó ese cambio. La escasez de dinero obligó a las mujeres a renunciar a los caprichos de la moda y a buscar otras maneras de ser elegantes. Los complementos asumieron un papel importante. Los broches, pendientes y anillos, fueron la alternativa a las joyas preciosas que sólo las clases altas podían permitirse. Los guantes tambien añadían un toque esencial. La moda dictaba que los sombreros se llevaran ligeramente ladeados, la boina reemplazó al sombrero cloche, y aunque los casquetes tambien eran populares, el turbante se convirtió en el complemento estrella del momento.

jueves, 12 de febrero de 2009

Indian summer

Lady Edwina Mountbatten, la última virreina de la India.

Edwina Cassel, de familia rica y aristócrata se casó con Lord Mountbatten en 1922 y a partir de ahí, su vida fue una búsqueda frenética de nuevas experiencias, placeres y causas por las que luchar. Formaron un extraño (para la época) “matrimonio abierto” en el que cada uno se movía un poco a su aire. Tuvo amantes, algunos comprobados, como fue el caso de Nehru, primer ministro de la India (y padre de Indira Gandhi); romance que algunos califican como “la más grande historia de amor de todos los tiempos Edwina estuvo muy implicada en la causa de la India a partir de la partición en dos del Punjab, en 1947,  la India de mayoría hindú y Pakistán, de mayoría musulmana,  luchando contra la miseria y siendo consideraba como una auténtica heroína.

En cuanto a la moda, su diseñador favorito fue Charles Frederick Worth, al que se considera el inventor de la Alta Costura; él tuvo la idea de mostrar sus creaciones a sus clientas (lady Edwina, la princesa Metternich, la emperatriz Eugenia, entre otras) haciendo que la presentaran modelos de carne y hueso. Nacía así el desfile de moda; inseparable hoy en día de la idea misma de "colección".

miércoles, 11 de febrero de 2009

Oliver Twist

— Limpio, con ropa nueva y 5 peniques en el bolsillo. Tu crees que volverá?
— Si vuelve me comeré el sombrero.
    John Howard Davies es Oliver en la película de 1947 de David Lean      

martes, 10 de febrero de 2009

Maestros: Lisa Fonssagrives

Fue una de las primeras modelos con nombre propio. Nacida en Suecia, forja su carrera en París gracias a grandes fotógrafos: Horst P. Horst, Richard Avedon, Erwin Blumenfeld, Man Ray, Edgar de Evia, George Hoyningen-Huene, George Platt Lynes, Penn y Fonssagrives (y estos dos últimos fueron también sus maridos). Sus 17 pulgadas (43.18cm) de cintura la hicieron la modelo ideal para el New Look de Dior de 1947. Fue una de las más grandes durante los años 40 y 50 y apareció en más de 200 portadas de Vogue..

Con aspiraciones de convertirse en bailarina, Lisa se mudó a Paris antes de cumplir los 20 años y ahí entró en contacto con el bullicioso mundo bohemio de la ciudad luz y pronto se convertiría en la musa de grandes artistas y una de las mas importantes figuras de la época. Casada en 1935 con el fotógrafo de modas Fernand Fonssagrives, de quien tomó su nombre artístico, este matrimonio la ayudó a colarse en las más altas esferas del medio y pronto se proyectó como el prototipo de la mujer moderna, inteligente, culta y preparada cuya belleza no era obstáculo para poder desarrollarse en los mas altos niveles de la cultura y la sociedad. Mujer adelantada a su época, estandarte del feminismo e iniciadora de toda una generación en las pasarelas, Lisa se divorció en 1950 para casarse meses después con el también fotógrafo Irving Penn con quien pasó el resto de su vida hasta que falleció en 1992 rodeada del glamour y la fama que la acompañaron toda su existencia.

sábado, 7 de febrero de 2009

La revolución de las alfileres

La fabricación de alfileres, aunque muy antigua, no constituyó artículo de verdadera importancia hasta el siglo XV.  Los alfileres primitivos, de hierro o de bronce, eran de manufactura muy sencilla: sus cabezas estaban formadas por breves retorcimientos de la varilla metálica. Con el invento del estirado de alambre y sus aplicaciones en los siglos XIII y XIV, la fabricación de los alfileres entró en un nuevo periodo de desarrollo. En 1483, la corona inglesa prohibió la importación de alfileres y en 1543 un Acta del Parlamento reguló su venta y manufactura. En el siglo XVI aparecieron los alfileres como los conocemos hoy en día, con cabeza pequeña y sólida, y de forma esférica. Francia fue la primera en construir los alfileres industrialmente, dominando el mercado europeo hasta 1626, año en que un tal Tilsby comenzó a fabricarlos en Stroud, Inglaterra. La industria floreció y se extendió hasta Londres (1636) y más tarde a Dublín, que muy pronto aventajó a la francesa por sus mejores procedimientos y resultados. Hacia 1680 se inventó el denominado “estampador basculante” y la “aplanadora”, que permitía a un solo operario unir diariamente más de diez mil cabezas de alfileres. La aparición de maquinaria automática y la división del conjunto de la fabricación simplificó de manera exponencial su producción.

En el siglo XVIII Adam Smith se dedicó a observar a los obreros de una fábrica de alfileres en Kirkaldy, su aldea natal, y de ahí obtuvo la idea que le permitió afirmar que la división del trabajo incrementaba la productividad. En La riqueza de las naciones, obra publicada por primera vez en 1776, señala lo siguiente:

Un obrero que no haya sido adiestrado en esa clase de tarea [...], por más que trabaje, apenas podría hacer un alfiler al día, y desde luego no podría confeccionar más de veinte. Pero dada la manera como se practica hoy en día la fabricación de alfileres, no sólo la fabricación misma constituye un oficio aparte, sino que está dividida en varios ramos. [...] Un obrero estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo va cortando en trozos iguales, un cuarto hace la punta, un quinto obrero está ocupado en limar el extremo donde se va a colocar la cabeza…, y así hasta bañarlos de estaño, secarlos, bruñirlos y empaquetarlos.

En suma la fabricación de un alfiler implicaba unas 18 operaciones distintas. Adam Smith y más tarde Carlos Marx dirán que la creciente productividad en tiempo se debe a la división del trabajo. De esta empresa “de poca importancia” surgió pues uno de los conceptos fundamentales del modo de producción capitalista 

viernes, 6 de febrero de 2009

Espinas

Los alfileres representan uno de los primeros inventos del hombre, puesto que hace diez mil años ya se fabricaban con espinas de pescado o astillas de madera.  Alrededor de 3.000 años a.C., los sumerios ya habían fabricado alfileres rectos de hierro y hueso, y hay textos sumerios que también revelan el uso de agujas con ojo para coser.  En el siglo VI a.C., griegos y romanos se sujetaban las túnicas a la altura del hombro con una fíbula. Ésta era una aguja innovadora cuya parte media formaba una espira y producía tensión, facilitando una sujeción y una abertura. La fíbula era un paso más en dirección al moderno alfiler imperdible.   La palabra deriva de la voz árabe alfilel o aljilel, que significa astilla aguda. Su nombre latino, spina, permite suponer que en su forma primitiva fue una mera espina o espiguilla destinada a sujetar. Su nombre se documenta en castellano en el siglo XIV. En el Libro del Buen Amor, de Juan Ruiz de Alarcón, el Arcipreste dice: “La buhona con harnero va tañendo cascabeles/meneando con sus joyas sortijas con alfileres”.

Silenciosamente las alfileres atraviesan la historia, y hasta sirvieron para especular en la Edad Media, cuando mujeres de todas clases sociales los compraban para revenderlos posteriormente, a sabiendas de que era un producto básico que, por entonces, escaseaba. Con el nombre de “dinero para alfileres” se conocían antiguamente las donaciones que el marido hacía a su mujer para sus gastos personales como vestidos, ropa blanca, calzado, sombreros y accesorios.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Distancias

Tracatracatracatraca
decía la máquina
en linea recta
Nuestras palabras
en cambio
caracoleaban
telas
hilos
botones
Y pasaba la tarde
con nosotras allí
tranquilas
de sabernos cerca
A solo una puntada de distancia
 
Claudia Stella   
http://stellitacuenta.blogspot.com  

lunes, 2 de febrero de 2009

High Priestess of Soul

Cuando parecía destinada a convertirse en una vieja gloria sólo recordada por nostálgicos, un espectacular rebrote de fama le llegó de forma inesperada en 1987. My baby just cares for me, una vieja canción que aparecía en su primer disco, publicado hacía ya treinta años, se convirtió en el tema escogido para una campaña de publicidad del perfume Chanel Nº 5 para la televisión británica. Alcanzó el quinto puesto en las listas de ventas de Gran Bretaña. El éxito en toda Europa la devolvió a la luz pública, y se prodigó en colaboraciones con artistas como Pete Townsend, Maria Bethânia o Miriam Makeba. En 1992 apareció su música en la película Point of no return, inspirada en su propia vida. En 1993, año en que se instaló definitivamente en el sur de Francia, publicó su último álbum en estudio, A single woman, que contenía otro clásico de la canción francesa, "Il n’y pas d’amour heureux".   Nina Simone falleció el 21 de abril del 2003 en su casa de Carry-le-Rouet.