(...)
Llego del día en que el emperador fue a probarse el nuevo traje. Cuando se lo presentaron, mostró fascinación, y aunque no pudiera ver la prenda, decidió probársela.
-¡Quien bien le queda!
¡Es un traje precioso!
-¡ Si! ¡Me sienta bien!
-Afirmo el emperador.
En la ciudad había una gran expectativa por el nuevo traje que el emperador usaría. El desfile comenzó y apareció el emperador recorriendo las calles entre la multitud.
-¡Que hermoso traje! ¡Que bien se ve!
Nadie se atrevía a reconocer que no veía nada
-¡Pero si el emperador no lleva ropa puesta!
Y ante ese comentario, todas las personas gritaron: “¡El emperador camina desnudo !”.
El emperador pensó que todos tenían razón y siguió caminando aunque se sentía muy avergonzado. Así aprendió que lo mas importante en la vida no son los trajes y riquezas, sino demostrar y actuar con inteligencia en cada momento de la vida.
Hans Christian Andersen
El nuevo traje del emperador
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