Observemos a esa pareja que pasea por los Campos Eliseos un domingo a mediodía. Tienen treinta años, visitan París. Emanan un cierto bienestar satisfecho, ausente de pretensiones. Ella viste, a pleno sol, un vestido largo de satén negro cortado al bies y una cazadora de jean y calza sandalias de taco aguja. Lleva el pelo largo y despeinado. Sin embargo no sale ni del casino, ni de un baile, ni de una casa de citas, simplemente va de la mano de su marido. El lleva unos joggins, gafas oscuras y gorra de béisbol. Aunque es evidente que acaba de salir de la cama y no de un estadio.
¿Dónde está la moda en todo esto?
En lo que respecta a la apariencia humana, el siglo XX ha engendrado en cien años mas mutaciones que todo el milenio anterior.En el imperio de lo efímero, la moda ocupa el lugar del embalaje. Las guerras del lujo son guerras de imágenes.
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