En la década de 1770, la moda femenina de la corte francesa se caracterizaba por una enorme falda ahuecada lateralmente por un guardainfante, y un alto peinado. Esta moda expresaba la cumbre de la belleza del artificio; los vestidos eran tratados como si fuesen construcciones arquitectónicas realizadas en tela.
Para entonces, la refinada ligereza del período rococó había desaparecido y oscuros presagios de la Revolución empezaban a asomar en la indumentaria. Los peinados de una altura exagerada y las pelucas añadían mas complicación al atuendo. Si bien anteriormente los peinados habían tenido el aspecto de pintorescos paisajes y jardines de flores, hacia 1770 se volvieron algo raros y exagerados, y los coiffeurs adquirieron un importantísimo papel en la creación de esos extraordinarios tocados.
La victoria de la fragata francesa La Belle Poule, en el año 1778, inspiró nuevos estilos de peinado, como los llamados à la Belle Poule, à l´indépendante y à la Junon, en los que se colocaban réplicas en miniatura de las naves de guerra sobre la cabeza.
Y esto también se convirtió en moda.
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