Nos hallamos en una época de proliferación y fragmentación de los cánones de la apariencia y de la yuxtaposición de los estilos más heteróclitos. Se consideran simultáneamente legítimos el modernismo (Courrèges) y lo sexy (Alaïa), las amplias superposiciones y lo ceñido, lo corto y lo largo, la elegancia clásica (Chanel) y la vamp hollywoodense (Mugler), lo ascético monacal (Rei Kawakubo) y la mujer monumental (Montana), el "look mendigo" (Comme des Garçons) y el refinamiento (Saint-Laurent, Lagerfeld), las mezclas irónicas de estilos (Gaultier) y el "look japonés" (Miyaké, Yamamoto), los vivos colores exóticos (Kenzo) y los tonos tierra. Nada está prohibido, todos los estilos tienen carta de ciudadanía y se despliegan en orden disperso. Ya no hay moda, hay modas.
Gilles Lipovetsky
El imperio de lo efímero
1 comentario:
Estimado César: ¿cuál te parece a vos la razón de este comentario de Lipovetsky? ¿se trata de que nos hemos vuelto más tolerantes y diversos, o es más bien producto de la comercialización de TODO en la vida contemporánea?
Me gusta mucho tu blog, hace poco que lo he descubierto, no suelo invertir tiempo en búsquedas online.
Saludos cordiales, G
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