jueves, 30 de agosto de 2007

Vestir cuerpos

La moda no es sólo una cuestión de vestidos. Es también una cuestión de cuerpos. Hay pasarelas que ponen en evidencia el modelo, y los vestidos entonces, se confeccionan en función del cuerpo. Ese fue el modo que primó durante siglos en el mundo de la moda.
Otras pasarelas proponen cuerpos (personas) hechos para los vestidos, éste es el modelo que impuso el capitalismo con la traducción del cuerpo a unas medidas estándares para agilizar y hacer posible la producción masiva.

miércoles, 29 de agosto de 2007

La regla terminológica

Superar los límites verbales que impone la denominación de la especie –sombrero, vestido de noche, capa, solera, falda- equivaldría a “naturalizar” el vestido, evidenciando sus formas, sus detalles de técnica y confección, faltando al ser mismo de la Moda. La regla terminológica, es la estrecha puerta por donde pasa el sentido de la Moda. Sin sus límites verbales, la Moda sería tan solo un encapricharse con determinadas formas o detalles, como siempre ha ocurrido en la indumentaria; nada tendría de elaboración ideológica.

“El sistema de la moda” Roland Barthes

domingo, 26 de agosto de 2007

Fashion Victim

En torno a “la reina mártir” se construyeron distintas leyendas que cabe revisar. Hija de la emperatriz de Austria, fue prometida al heredero de Francia cuando contaba con tan sólo 14 años. A los 19, tras la muerte de Luís XV, se convertía en la reina más influyente de Europa. Versalles era el epicentro de la vida cortesana con una pompa dispuesta según un estricto protocolo heredado de Luis XIV. Inicialmente, la nueva reina encajó en las costumbres y entretenimientos de la corte francesa, dando prioridad a su pasión por la moda y en especial a los diseños creados por la modista Rose Bertin. Pero el ambiente en palacio se fue ensombreciendo y la reina logró que Luis XVI le cediera el Petit Trianon para poder vivir según sus caprichos; el comportamiento de la reina poco a poco fue incomodando al resto de los nobles recelosos. Las críticas aumentaron progresivamente hasta la sucesión de los dos nacimientos de sus hijos, Madame Royale y el delfín. Tras el escándalo del collar de diamantes (1785-1786) su popularidad se desmoronó, pese a los propósitos de enmienda (recortar gastos, reconducir las relaciones de la corte, etc.).
La situación política y social francesa tampoco la favorecía; saqueos y sublevaciones anunciaban la Revolución Francesa en el 1789. Ese año, la convocatoria de los Estados Generales, la Asamblea General, el asalto a la Bastilla iban estrechando el cerco sobre la reina. La noche del 5 del octubre cambió definitivamente la suerte de los monarcas con el asalto al palacio de Versalles. La pareja real fue trasladada a las Tullerias, donde a partir de entonces vivirían a merced de la Revolución. Una fuga fallida en junio del 1791 condujo al posterior asalto a las Tullerias el 20 de junio del 1972 y un nuevo traslado a la torre del Temple, convertida en prisión. Unos meses después Luis XVIII era juzgado y ejecutado. María Antonieta sufrió el mismo destino, tras un proceso cuyo resultado se había decidido de antemano. Fue guillotinada en la plaza de la Revolución, hoy plaza de la Concordia, el 16 de octubre de 1793.

viernes, 17 de agosto de 2007

Aquellos años ´30

En plena época de post guerra y representando a una nueva generación de mujeres independientes y modernas, apareció la mítica Coco Chanel. Su estilo cómodo y práctico representaba la revolución femenina y la economía que debía surgir en época de recesión. Por esta razón, introdujo materiales más simples y baratos que otorgaban más y mejor flexibilidad para la nueva mujer, la que además ponía énfasis en la práctica deportiva, incentivada por la reciente costumbre de ocupar el tiempo en algo útil. La mujer ya no era una utilidad en sí, sino que "hacía" cosas útiles.
Con la crisis económica de 1929, la industria de la moda introdujo el lino como material en boga (debido a su bajo costo) y los materiales artificiales como las baratas medias de seda sintética que reemplazaron rápidamente a las antiguas de seda natural. En 1930 la pauta a seguir eran las actrices como Greta Garbo y Marlene Dietrich, mujeres de hombros anchos y caderas delicadas, altas y delgadas como una esfinge egipcia. En este período el punto erótico cambió desde las piernas hasta la espalda, la que era resaltada por prominentes escotes y que provocaba el delirio masculino.
Ahora la mujer estaba envuelta con un halo de encanto, sensualidad y misterio. Los hombres sucumbían frente a esta belleza madura de movimientos felinos y mirada dormida; la mujer sacaba provecho de su cuerpo y no lo ocultaba por prejuicios moralistas.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Maestros: Gruau

René Gruau era el seudónimo del conde Renato Zabagli-Ricciardelli delle Caminate (Rimini, 1909) cuyos dibujos sobre el París de la Alta Costura junto a sus carteles del Lido o del Molin Rouge ya son historia.
Colaboró en infinidad de publicaciones de moda europeas: Elle, Marie-Claire, Figaro y americanas: Harper´s Bazar, Boga Americano y la lujosa revista de moda y arte Olfato.
Retrató las colecciones de Chanel, Patou, Schiapirelli y Lanvin.
Amigo personal de Dior, realizó los dibujos para el lanzamiento del perfume "Miss Dior": un cisne blanco con un nudo negro y perlas blancas, simbolizando la elegancia, el refinamiento y la sofisticación de la mujer, características que magnificaría en sus dibujos para los grandes costureros de la época: Galleaste, Fath, Balenciaga, Balmain, Givenchy, etc
Aunque estrechamente vinculado a la moda también realizó ilustraciones, carteles y dibujos para cine (La Dolce Vita), teatro (Moulin Rouge) y ballets
Su obra lo posicionó como el intérprete de los más grandes nombres de la moda, los perfumes y los espectáculos prestigiosos, en los que imprimió su marca y su estilo elegante, refinado y de gran modernidad.

martes, 14 de agosto de 2007

Historias de Hollywood VIII

Aunque la aventura americana de Chanel y su colaboración con la Metro duró apenas dos años, Coco volvió a trabajar en el cine, cuando Lucchino Visconti puso en sus manos a la joven y dulce Romy Schneider, que iba a protagonizar Bocaccio 70. El italiano y Chanel decidieron que había llegado el momento de que la alemana dejase de ser Sissi. Unas cuantas jornadas de trabajo junto a Chanel y Visconti, y Romy ya nada tenía que ver con una trasnochada princesa austriaca. Chanel (que en esa época haría también el vestuario para El año pasado en Marienbad, de Alain Resnais) se convirtió en el pigmalión de Schneider. Su confianza en mademoiselle era tanta, que consintió en que convirtiese un espectacular abrigo de visón que acababa de regalarle Visconti en el forro de una simple gabardina. Fue un acto de fe que hoy quizá no podría repetirse.

domingo, 12 de agosto de 2007

Cinta métrica o La importancia de tomar medidas

Durante los primeros años del siglo XIX muchos sastres, cortadores y diseñadores promovieron métodos y sistemas de tomar medidas para mejorar el corte de los vestidos. Uno de los progresos más importantes fue la invención de la cinta métrica, cuyo uso se generalizó hacia 1818. Varios sastres se atribuyeron el mérito de este invento, pero en realidad estaba inspirado en los aparatos para medir en pulgadas que usaban los zapateros. La cinta métrica revolucionó la sastrería, ya que permitía a los sastres tomar las medidas de forma rápida y exacta. Antes, tenían que poner trozos de pesado pergamino sobre los clientes y recortarlos a la medida del cuerpo.
Tomando correctamente las medidas con la cinta, un sastre podía arreglárselas para pintar con tiza, marcar y cortar la tela. Una vez hecho esto, el traje se cosía y se planchaba para darle forma usando distintas planchas y trapos húmedos.

viernes, 10 de agosto de 2007

Sombreros de papel


...
Habíamos fabricado grandes sombreros de papel, y de pie, las cinco delante de un espejo, cada una detenida frente a su rostro, contemplábamos el efecto de la sombra sobre los ojos, el resplandor distinto que la luz de la ventana adquiría en nuestros cabellos, contra el papel de diario.
La puerta se abrió, de pronto, y una corriente de aire los hizo vacilar sobre nuestras cabezas.
Una de mis hermanas dijo: - “La primera que pierda su sombrero se morirá antes que las otras...”
Inmóviles frente al espejo, los brazos entrelazados para no cometer ninguna trampa, jugamos a quien sería la primera en morir.
Un miedo horrible me fue invadiendo, lentamente.
La puerta abierta dejaba entrar un aire rápido y peligroso que de un momento a otro podía despojarme de mi sombrero. Pensé en Irene, en Marta, en Georgina, en Susana, en mi misma, y mientras las miraba de reojo, sonriéndome con ellas, una muerta de veinte años se acostaba sobre el rostro de mis hermanas; una muerta joven y perfecta, con una sola flor sobre la almohada.
El viento agitaba los grandes triángulos de papel, sin llegar a derribarlos.
Georgina, con los ojos absortos en alguna decisión terrible, parecida a la mía, exclamó bruscamente: -“No me gustan estos juegos”- y apartándose del espejo, se sacó el sombrero y lo arrojó, apelotonado, contra el suelo.
Durante un tiempo, la hilera de cabezas frente al espejo me entregaba imágenes probables y tristes, rostros velados para siempre, y me pareció que hubiese sido mejor aguardar a que el viento señalara la muerte más próxima, para ser más dulces, más tiernas, con la hermana que debía morir primero.
"Cuadernos de infancia", Norah Lange

jueves, 9 de agosto de 2007

Guantes

Encuentro azaroso entre un par de guantes y cinco dedales.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Maestros: Paquin

Gran parte del éxito de la casa Paquin se debió al talento para las finanzas y al encanto de Isidore Paquin, que supo adular con gran habilidad a su clientela: alta nobleza, estrellas de la farándula y otras celebridades. Sin embargo, el genio creativo de la casa era Jeanne Paquin, que realizó sus estudios en la Maisson Rouff. La modista presentó su vestido de corte imperio en 1906, adelantándose a Poiret. En 1900 presidió la sección de moda de la Exposición Universal de París y, trece años más tarde recibió la Cruz de la Legión de Honor. Su empresa fue pionera en cuanto a filiales en el extranjero: Londres, Nueva York, Buenos Aires, Madrid.En 1914 organizó en el Palace Theatre de Londres el primer desfile de modas entendido como un espectáculo con música, que resultó ser todo un éxito. Pero por lo que realmente pasó a la historia Jeanne Paquin fue por su predilección por los adornos en piel y sus románticos vestidos de estilo dieciochesco.

domingo, 5 de agosto de 2007

Escribir vestidos

¿acaso no es la Moda escrita una literatura?
Roland Barthes. El sistema de la moda

martes, 3 de julio de 2007

viernes, 29 de junio de 2007

Oficios


Desde el siglo XVIII los oficios vinculados a la moda (zapateros, sombrereros…) gozan de una creciente consideración artística. Aparecen entonces tratados sobre el arte del peinado: se habla de un arte capilar que luego sería relevado por los maestros sombrereros; Goncourt habla de los artistas de los zapatos. La época democrática eleva los aspectos relacionados con la moda al nivel de un arte sublime. En la era de la igualdad, los grandes modistos serán en adelante artistas geniales

martes, 26 de junio de 2007

Orientación de la moda II

Aprovechemos el sol para usar vestidos sin mangas, con escotes profundos o cuellos en punta, chaquetas cortas, blusas que cambian de estilo según la hora. El chemisier se encuentra en todas las colecciones. El blanco puro y seductor, aparece en trajecitos, tapados y vestidos. El estampado está a la orden del día, sobre todo las flores. En cuanto a las telas, el piqué, la gasa y el hilo son los imperativos de esta temporada.

Temporada N° 196
Septiembre 1963

lunes, 25 de junio de 2007

Rose Bertin, Ministra de modas.

Nombrada "ministra de la moda" por la reina Manía Antonieta, Rose Bertin fue la responsable de vestir a damas, cortesanas y reinas de las monarquías europeas durante el reinado de Luis XVI. Sus trajes convirtieron a París en la capital de la moda y la que había sido sólo una humilde costurera, vivió su gran esplendor sin saber que el brillo de sus tules se había convertido en símbolo de un mundo a punto de extinguirse para siempre.
Rose Bertin, una pobre costurera de la Picardía, llega a París con quince años convencida de que allí encontrará trabajo y un futuro. Trabajadora incansable, pronto logra abrirse su propio camino y cuando la duquesa de Chartres se encapricha de sus diseños, la vida de Rose cambia para siempre. Sus creaciones brillan por su diversidad e inventiva y atraen a la recién llegada archiduquesa María Antonieta Habsburgo-Lorena, convertida en joven reina y deseosa de dejar una huella personal en la corte francesa.
Los deseos de la que será, sin duda, la reina más admirada y odiada de Francia, se unen con la inspiración de la divina Bertin quien, convertida en modista de la reina, consigue que sus trajes vistan a las reinas de Suecia, España y Bohemia y crea un auténtico imperio del traje desde su tienda en la calle Saint Honoré. La moda se convierte en asunto de Estado pero, ajenas a las conspiraciones y a las críticas, Rose Bertin y María Antonieta pasean su amistad y sus modernos diseños por los pasillos de Versalles sin sospechar que pronto serán testigos trágicos del fin de una época.

sábado, 23 de junio de 2007

Historias de Hollywood VII

Edith Head fue la primera diseñadora que vistió a Audrey Hepburn en un papel protagonista y ha pasado por derecho propio a la historia de Hollywood. Se encargó del vestuario de 500 películas, y obtuvo siete Oscar y 33 nominaciones. Adorada por Liz Taylor, para quien diseñó tres vestidos de novia, fue la creadora fetiche de Alfred Hitchcock. La colaboración entre ambos se inició en "La ventana indiscreta". Ya entonces el director se había ganado una justa fama de maniático perfeccionista en materia de vestidos, pero Head y él se entendieron a la perfección. Fue Edith quien consiguió dar el toque de gracia a Tippi Hedren en "Marnie" la ladrona, preparando un vestuario perfecto para una cleptómana frígida. Cuando leyó el guión de "Vértigo" sugirió para Kim Novak una serie de rígidos trajes de chaqueta en colores neutros y sombreros que resaltasen el cabello rubio y la piel blanca de la actriz. Pero con ninguna estrella se llevó tan bien como con Grace Kelly. La futura princesa de Mónaco ya había discutido con Hitchcock en cuestiones de vestuario cuando, al rodar "Crimen perfecto" el director estaba empeñado en que la protagonista acudiese a contestar la famosa llamada de teléfono embutida en un vestido rojo. Kelly le convenció para cambiar el vestido por una bata encima de un camisón. Así vestida, Grace sufre el asalto de un intruso al que asesina tras unos segundos de lucha. Su atuendo dio a la escena un erotismo soterrado que ni siquiera Hitchcock había podido anticipar.

miércoles, 20 de junio de 2007

Novedades de noche

Novedades de noche: satín terciopelo, modelando con flecos la moldura del anca, flatulencia de flujo, oscuro brillo. Resplandor respingado, caracoles de nylon que le esmaltaban de lamé el flaco de las orlas... Perdida en burlas, de macramé, lo que pendía en esas naderías, ruleros colibrí, lábil orzuelo, era el revuelvo de un codazo artero, en las calcomanías del satín, comido (masticación de ilutes, de bollidos).

Néstor Perlongher Poemas completos

miércoles, 13 de junio de 2007

La belleza segun C.Beaton

A semejanza de su amigo Cocteau, Cecil Beaton fue un artista múltiple: fotógrafo, dibujante, escenógrafo y vestuarista. Intervino en decenas de óperas, piezas de ballet, obras de teatro y películas, dos de las cuales (Gigí, 1957, y My Fair Lady, 1964) le valieron tres Oscar.
Casi desde niño sintió que el mundo del teatro era el suyo y cuando comprendió que estaba en pleno dominio de su talento, intentó una tarea quijotesca: transformar el mundo en su teatro.
Son exquisitas sus crónicas de un mundo sofisticado, irónico, a veces mordazmente cruel, siempre culto y glamoroso, ya ido para siempre. Para él, como para su ídolo Oscar Wilde, la belleza es algo perfecto que le da sentido a ese caos de las sensaciones que llamamos mundo. La belleza brilla apenas un instante y en ese instante entrevemos un absoluto que se desvanece, pero que hace que valga la pena vivir para gozarlo. La belleza es obra del artista, no del mundo. El papel del artista, según él, consiste en producir imágenes bellas partiendo de la materia viva, corruptible. "Mientras los fotografío y están bajo la luz del estudio --escribió en su diario--, para mis modelos el tiempo se detiene y puedo obtener una imagen hermosa. Pero cuando la luz se apaga, el tiempo vuelve a correr y los cuerpos siguen su camino hacia la muerte. Sólo la fotografía los muestra eternamente perfectos."

martes, 12 de junio de 2007

Cecil Beaton

Cecil Beaton nació en Londres y según cuenta en sus memorias, a los nueve años ya tomaba fotos, ayudado por la institutriz de sus hermanas menores, Alice Collard, una fotógrafa amateur que le enseñó sobre iluminación y sesiones de retrato, además de los aspectos técnicos básicos.
En 1926 realizó su primer gran retrato, uno que haría época: fotografió a la escritora Edith Sitwell como si fuera una escultura funeraria de la Edad Media. Al año siguiente ingresó como fotógrafo y dibujante permanente en Vogue, revista a la que permanecería ligado varias décadas. Sus trabajos para este medio se han convertido en clásicos de la fotografía de modas.
A fines de los años 20 viajó varias veces a los Estados Unidos y amplió su contrato con Condé Nast (editora de Vogue), lo que lo llevó a publicar también en Vanity Fair. En Hollywood y aprovechando la deslumbrante luz de California y sus pintorescos claroscuros realizó una serie de retratos a personajes tales como; Gary Cooper, Johnny Weissmuller, Dolores del Río.
Hacia 1930 escribió "El libro de la belleza". Beaton estaba en el centro de todas las fiestas, incluso las más exclusivas, las celebradas en la mansión San Simenon, del magnate William Randolph Hearst, quien inspiraría el personaje de la película de Orson Welles “El ciudadano”.
Al cumplir los 30 ya era el retratista preferido del mundo de la moda, el cine, el teatro, las artes visuales, la literatura, la música y el fotógrafo oficial de los Windsor.
Beaton tenía una mirada singular para cada retratado, no hay nada que los unifique salvo esa inspirada individualidad. En el cuidado por los detalles de cada uno de sus trabajos brilla la genialidad de Beaton. Como Proust, Beaton entendió que para el ojo atento el mundo comienza a diluirse en el momento preciso del éxtasis.
Murió el 18 de enero de 1980.

lunes, 11 de junio de 2007

Historias de Hollywood VI

Travis Banton comenzó su carrera en 1917 tras realizar los vestidos para el filme Poppy, de Norma Talmadge, y se consolidó cuando Mary Pickford le pidió que diseñase su vestido de novia para su boda con Douglas Fairbanks. Poco después, la Paramount contrataba sus servicios en exclusiva, y Banton se convertía en el favorito de las grandes actrices de los años veinte: Clara Bow, Pola Negri o Florence Vidor lucieron las creaciones de Banton. En los años treinta, otras bellezas se pusieron en sus manos: Claudette Colbert, Carle Lombard y Marlene Dietrich, a quien podía transformar de sórdida prostituta en gélida mujer fatal. De Banton se decía que, con sólo almorzar con una mujer, era capaz de saber exactamente qué tenía que resaltar en ella.

viernes, 8 de junio de 2007

Maestros: Ch. F. Worth

Lo que hoy conocemos como “alta costura” dio sus primeros pasos en la Exposición Universal de París del año 1900, cuando algunos de los que en aquel entonces se hacían llamar modistos exhibieron varios vestidos en el Pavillon de L’ Élégance.
Si bien decir París es decir alta costura, no es menos cierto que el padre del “haute couture” fue un inglés que llegó a la Ciudad Luz en 1845. Su nombre: Charles Frederick Worth.
Anteriormente, las damas de la élite europea dependían de modestas costureras para confeccionar sus vestidos y los estilos seguían los parámetros y caprichos establecidos por la realeza. No obstante, Worth sentó las pautas que definirían el concepto del diseñador moderno, atribuyéndose la categoría de celebridad mediante un acto atrevido pero sencillo: firmar sus prendas cual si fueran obras de arte.
Así pues, el joven Worth se convirtió en un personaje y trabajó en círculos privilegiados siendo el modisto favorito y vistiendo a personalidades de la época, como la Emperatriz Isabel de Austria, Eugenia, la esposa de Napoleón III, Sarah Bernhardt y Eleonora Duse.
Fue Worth quien también estableció el primer atelier, donde atendía a su clientela con gran esmero.
La mujer de la época no era más que un objetó decorativo adornado con plumas, galones y encajes y debía escoger su vestuario de la misma forma que escogía un fino florero o un delicado mantel. Esta era la época de la “dama ornamentada” o “femme ornée”.

lunes, 4 de junio de 2007

Maestros: Vionnet

Madeleine Vionnet fue la inventora del corte al bies y de los más hermosos drapeados que hasta hoy nadie ha conseguido superar. Sus vestidos se consideran obras maestras, cuya caída perfecta se debe a una única costura. Es posible que la habilidad de Madeleine Vionnet para crear estos cortes a partir de formas simples como cuadrados o triángulos, se debiera a su pasión por la geometría.
La modista, nacida en 1876 aprendió corte y confección y en 1900 entró a trabajar en la reputada casa de moda de las Soeurs Callot, donde se convirtió en mano derecha de Marie Callot Gerber, la responsable artística del negocio.
En 1907, Doucet le encargó el rejuvenecimiento de su firma. Vionnet empezó suprimiendo el corsé y acortó los bajos, para disgusto de las vendedoras y de las clientas. Esto hizo que Madeleine se diese cuenta de que tenía que abrir su propia maison.
Vionnet estudió el cuerpo femenino para preservar su belleza natural y obligar al vestido a adaptarse a la silueta. Hizo uso de los drapeados y del célebre corte al bies, hasta entonces solo utilizado en cuellos, nunca en un vestido entero. Utilizó tejidos sutiles, como el crespón de seda, la muselina, el terciopelo o el satén.
Los colores que usaba eran clásicos, su preferido: el blanco en todos sus matices. Además, la diseñadora procuró no recargar excesivamente sus creaciones, utilizando como adornos bordados, rosas o nudos estilizados.
Las trabajadoras de la Casa Vionnet disfrutaron de unas condiciones que la ley no impondría hasta más tarde: breves descansos, vacaciones pagadas y ayudas en caso de enfermedad. A ella y a sus generosas donaciones se debe la creación en 1986 del Musée de la Mode et du Textile en París.

domingo, 3 de junio de 2007

Los sombreros de Coco

Coco Chanel incursionó en el mundo de la moda –configurando el aspecto que tendrían las mujeres de su siglo– diseñando sombreros. La joven Coco, que se destacaba por su pelo recogido y sus sombreros redondos de paja, fue dependienta de la Casa Grampayre a los 17 años, una tienda de lencería y encajes; y ya entonces imaginaba sombreros para completar el atuendo de las clientas. Diseñó su primer sombrero para Madame Barlet, con tan buen resultado que empezó a recibir varios encargos de las mujeres más aposentadas del lugar. Coco tenía una gracia especial para adornar el sombrero más simple con cintas, blondas, alas o bandas y convertirlo en un objeto elegante y encantador.

sábado, 2 de junio de 2007

La femme ornée

“Desnudar a una mujer es una empresa comparable con la toma de una fortaleza”.
Jean Cocteau

La imagen de la "mujer adornada" de la belle époque se caracterizaba por comprimir, torcer y cubrir de postizos el cuerpo femenino, para recrear la que era la figura ideal de la época: el reloj de arena. Esto se lograba mediante el uso del tortuoso corsé, armazones y amarres complicados.
El cuello, alto, estrecho y rígido, obligaba a erguir la cabeza, mientras que los sombreros, algo inclinados y de anchas alas, se decoraban con pesadas plumas de avestruz. Las mangas estaban ahuecadas en el hombro, se recogían en el codo y se estrechaban hasta la mano. Cubrían hasta los nudillos para no mostrar zonas indecorosas. Las faldas llegaban hasta el suelo y se ensanchaban en las caderas, cayendo en forma de campana. Su parte posterior estaba decorada con pliegues y rematada con una pequeña cola. Los zapatos y botines eran puntiagudos y se sostenían sobre medios tacones barrocos. Los complementos imprescindibles eran las medias de seda negra, los guantes ajustados y la sombrilla, que servía para preservar el tono blanco de la piel. Para el día se usaban telas de lino, terciopelo y lana. Los colores eran pasteles claros o apagados como el rosa, azul o malva. Estos vestidos se adornaban con galones, cintas, lazos y volantes. Para la noche se recurría a la seda, las puntillas, la muselina, el tul, el crespón de China o el satén entre otros. Eran imprescindibles los guantes largos para "vestir los brazos" y para que no se vieran las manos desnudas

miércoles, 30 de mayo de 2007

Historias de Hollywood V

Grace Kelly fue soberbiamente vestida por una diseñadora legendaria: Helen Rose, que creó los vestidos de princesa que Grace lució en una película profética: "El cisne", y en su último filme: "Alta sociedad". Fue también la diseñadora de su traje de novia, elaborado con un encaje de cien años de antigüedad que compró a un museo. Aquel vestido fue el secreto más celosamente guardado de la Metro, y viajó desde América a Mónaco en un baúl parecido a un ataúd para esquivar la curiosidad de los paparazzi.

lunes, 28 de mayo de 2007

Elegancia se dice Erté

Ruso de nacimiento, el aristócrata Romain de Tirtoff, es rebautizado Erté (pronunciación francesa de sus iniciales) cuando se traslada a Paris en 1912.
Allí su carrera lo lleva a trabajar para Poiret, la casa de Alta Costura más importante del momento, a diseñar el vestuario de operas y obras de teatro y los trajes gloriosamente extravagantes del vestuario del Folies-Bergere, blanco de los escándalos de Paris, explotando al máximo su gusto por lo exótico y lo romántico.
En 1925, es invitado a Hollywood, como vestuarista de películas, por Louis B. Meyer, jefe de la Metro-Goldwyn-Meyer.
Como ilustrador de modas trabajó para "La Gazette du Bon Ton" y para "Harper´s Bazar" durante 22 años, produciendo cerca de 250 cubiertas, innumerables dibujos y algunas de las mujeres más encantadoras.
En 1988 sus mágicos y elegantes diseños para el musical “Broadway Stardust” le valieron el titulo de “príncipe del teatro de variedades”
Murió en abril 1990 a los 97 años.

sábado, 26 de mayo de 2007

Maestros: Fortuny

El modelo Delfos creado en 1907 fue calificado de inmediato como obra de arte. Inspirado en los chitones de la Antigua Grecia, era un vestido que sin mostrar nada, tampoco escondía y proporcionaba a la mujer la libertad de movimientos que anhelaba. Así, esta túnica de seda plisada que caía desde los hombros hasta los pies sin costuras, se convirtió en el último grito entre las estrellas de la danza moderna, como Isadora Duncan o Martha Graham.
Mariano Fortuny nació en Granada en el seno de una familia de artistas. Se consideraba únicamente pintor, aunque desarrolló talentos de lo más dispares. Fue ingeniero, fotógrafo, inventor, impresor, coleccionista y descubridor.
Su interés por las telas y los colores le llevó a trabajar con terciopelos, sedas y a experimentar con las técnicas del estampado.
El Delfos nació de un simple retal de seda que Fortuny consiguió plisar de forma permanente con un método secreto que todavía no ha logrado aclararse. Otro misterio lo constituyen los sutiles matices cromáticos de la tela. Todos estos detalles convirtieron al vestido de Fortuny en una pieza de museo.

viernes, 25 de mayo de 2007

Viejo Buenos Aires de 1810

Los miriñaques cayeron en desuso junto con la cabeza de Maria Antonieta, y desde la Revolución Francesa -cuyos ideales habían enraizado bien en un sector de la sociedad porteña- en cuestión de modas, primaba el que pasaría a la fama con el nombre de Estilo Imperio gracias a Napoleón Bonaparte. Las damas usaban lánguidos vestidos de talle alto, sin mucho frunce, al punto de llamarlas faldas de medio paso, de telas ligeras aun en el crudo invierno, no se usaba demasiada ropa interior ni siquiera como abrigo, de modo que la enfermedad en boga de 1810 era de 'la enfermedad de la muselina': un resfrió pertinaz y tos que no se curaban hasta la llegada del calor. Peinetas si se usaban, pero no esas rejas de arado de 1840, sino que eran pequeñas y se usaban para sostener el cabello: no se habían inventado los invisibles, la hebilla francesa, ni los broches para el cabello, como tampoco la permanente. Los rizos se hacían día a día, con una tenacilla de rular, un hierro candente que requemaba el pelo de las pelilacias, de ahí que primaran los recogidos con un aire 'clásico'.
El pueblo, se cubría la cabeza con un buen poncho de vicuña, más criollo y menos romántico, pero más abrigado que los chales. Como primaban los aires afrancesados, la clase alta usaba sombreros de forma vistosa. Las mantillas de encaje, eran para la iglesia, que se usaron hasta bien entrado el siglo XX. Los hombres también seguían la moda francesa, con ajustados calzones que los hacia parecer en ropa interior, medias a la rodilla de seda, chapines o zapatos bajos y chatos; y lo que faltaba de ropa debajo de la cintura sobraba por arriba: dos o tres camisas, chaleco, pañuelo de varias vueltas al cuello, chaleco y como abrigo, una especie de saco que se llevaba abierto para lucir la ropa de abajo.

jueves, 24 de mayo de 2007

¡Quítate el pelo de la cara, Veronica!

Constance Ockleman nació en Brooklin en noviembre de 1919 y su gran fama la ganó gracias a su influencia en la estética y la moda durante la década de los cuarenta; sobre todo en lo referente a su peinado, conocido como Peek-a-boo-bang, consistente en que una mata de su impresionante cabello platino le cubría el ojo derecho. Su pelo y su tremenda elegancia la convirtieron en una diva cargada de sofisticación y suntuosidad, pese al lastre de su baja estatura. Su belleza y su voz opaca y ronca eran ideales para los papeles de mujer fatal del cine negro de la época. En definitiva, Veronica Lake fue una diva de transición entre las oscuras damas de los años 30 y las más mortíferas y ambiguas que surgieron en los 40.
La Paramount la descubre y la hace debutar de inmediato en "Vuelo de águilas" (1942), a raiz de lo cual la crítica de Nueva York afirmó: Sólo demuestra talento para lucir vestidos largos.
Tras sus primeros papeles, llegó a ser una de las chicas preferidas de los hombres americanos, sobre todo los soldados del frente.
Justo cuando empezaba a reinar en Hollywood se produjo el hecho que marcó su vida y su carrera: el Departamento de Guerra de los EEUU exigió a la Paramount la prohibición del célebre peinado de la diva, puesto que, según ellos, las chicas que trabajaban en las fábricas de armamento lo estaban imitando y, al llevar un ojo tapado, se estaban produciendo numerosos accidentes. Su peinado entró así en la historia, con la misma facilidad con que Veronica Lake salió de ella.